DELIRIO DEL INCRÉDULO
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas? , solo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
[Si pudiera, pero hundirme…]
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
Y que no lo recuerdes. [Era tu gloria.]
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
«Un caudal nos une», acrílico sobre tela. 120cmx100cm
«Un caudal nos une»
Pieza concebida para la exposición colectiva «Sangre» (a propósito del Día Mundial de la Hemofilia) que se muestra del 7 al 16 de abril en el Centro Cultural Félix Varela, en La Habana, Cuba. Quise crear un espacio para la comprensión y el reconocimiento.
Comprensión de la condición del doliente y reconocimiento al donante por el noble acto de brindar su sangre para conservar la vida de otro. La sangre es un elemento común entre todos los seres humanos enfermos o no, un caudal que nos mantiene conectados. Por eso los dos seres humanos están a ambos lados de este caudal de vida, en direcciones inversas, complementándose y su posición fetal habla de esa condición
frágil que nos define, pues en determinadas circunstancias volvemos a nacer más de una vez.